24 abr 2011

QUE NADIE CALLE TU VERDAD




La violencia es hoy el primer problema político y social de Colombia y el principal problema de salud pública, involucra a todos los grupos sociales y afecta todas las dimensiones de la vida nacional, tanto, que se afirma que existe en Colombia una «cultura de violencia» cuya cuna es la violencia intrafamiliar. Afirmación hecha en el Foro Nacional «El sector salud frente a la violencia en Colombia», Coordinado por MinSalud y la Corporación Salud y Desarrollo, Bogotá, noviembre de 1997. La familia en Colombia tiene un perfil amplio y se caracteriza como un conjunto de relaciones mediadas por lazos consanguíneos, cuyas formas son múltiples y cambiantes y es escenario cotidiano de afectos, poder, pasiones, intereses y diferencia, es decir un campo de conflictos. El conflicto es inherente a las relaciones humanas, pero mientras que éste es inevitable, la violencia es evitable porque es un medio que coexiste con otros para manejar el conflicto. Sin embargo, en las relaciones de pareja, entre otras por ocurrir en espacios de lo doméstico, no se permite el surgimiento del conflicto abierto.
Se caracteriza también, la violencia conyugal, como una de las violencias de frecuente ocurrencia, difícil de ver, de medir, de evidenciar, porque sucede cotidianamente en el ámbito de lo privado y no llega a reportarse en toda su magnitud en las instancias del sistema de información como en comisarías de familia, medicina legal, inspecciones de policía entre otras, debido a subregistro, duplicidad de información y falta de ficha única de registro. Por otro lado, un gran porcentaje de las mujeres no denuncian el ultraje contra ellas. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud sólo 27% de las mujeres golpeadas denunciaron el atropello ante la autoridad.
Cuando se afirma, sucede en el ámbito de lo íntimo y lo privado, se está manifestando su invisibilidad pública: víctima y victimario son personas que se supone se aman o se amaban, entonces su relación está atravesada por el ejercicio de la sexualidad y el poder. De esta forma los conflictos no son observables, no se presenta discusión abierta de los desencuentros, el poder controlador no encuentra límites, salvo los que le den su ética propia y en contadas ocasiones el que imponga la reacción del otro o de la otra. Pero es allí en la intimidad sexual, donde cotidianamente se es violento o amoroso. En Medicina Legal en Bogotá en 1994 se atendió un promedio diario de 93 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 75% se relacionaron con problemas conyugales y 13% con maltrato infantil. De cada 21 víctimas de maltrato conyugal, 20 son mujeres. El maltrato del que es objeto la mujer en Colombia es frecuente. Una de cada tres de las mujeres en unión, fueron ultrajadas de palabra y una de cada cinco refirieron haber sido maltratadas físicamente por su cónyuge o compañero, razón que se aumenta en las mujeres sin educación y con cuatro o más hijos2. Las mujeres pobres, son muy vulnerables a la violencia cotidiana y a las violencias en general por su sometimiento, por encontrarse en condición de minusvalía económica, académica, psicológica y física y por su incapacidad de controlarla.
La violencia en la pareja frecuentemente desemboca en violencia intrafamiliar. Esta propicia la interiorización de patrones de comunicación e interacción humana dañinos y dañadores, condicionando así ciclos transgeneracionales de violencia. Además, víctimas y victimarios se transmiten mutuamente formatos de socialización que repercuten en sus vidas, dejando huellas indelebles que a su vez transmitirán a sus respectivos círculos familiares y de relaciones interpersonales3. Una de cada cuatro mujeres maltratadas, dice que sus hijos han presenciado episodios de violencia en su hogar y casi todas están de acuerdo en que eso les afecta en forma negativa. En 28% de los hogares encuestados ella o su marido castigan a sus hijos, y más de la mitad los golpea o los trata de forma cruel. Esta violencia reproduce la que ella sufrió en su hogar de origen: los hijos que más son golpeados, son hijos de mujeres que a su vez fueron golpeadas por sus padres. 

"La violencia contra las mujeres es un cáncer que va consumiendo por dentro la sociedad misma en todos los países del mundo" ha manifestado hoy la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, con motivo del lanzamiento de una campaña que va a llevar a cabo la organización en todo el mundo para combatir la violencia contra las mujeres.
En la guerra y en tiempo de paz, las mujeres son víctimas de atrocidades por el simple hecho de ser mujeres. A millones de mujeres se las agrede, se las golpea, se las viola, se las mutila, se las mata, e incluso se les niega el derecho a nacer. En todo el mundo, al menos una de cada tres mujeres sufre violencia grave alguna vez en su vida. 

Con el lanzamiento de su campaña mundial "No más Violencia contra las Mujeres", Amnistía Internacional anima a todos los hombres y mujeres a actuar con urgencia para poner fin a esta indignante atrocidad.